viernes, 5 de agosto de 2011

“La estrategia que articulo el ramillete derechista”




“La estrategia que articulo el ramillete derechista”


“…Esta tiene que ser una actitud sin prejuicios. Nosotros no debemos partir del hecho de que el país está destruido y de que no hay esperanzas de recuperarlo. No debemos caer en el catastrofismo. Debemos tener fe que en Chile este proceso puede llegar a buen término, si acaso nosotros no contribuimos a destruir el país por amargura, temor o resentimiento. Por eso hemos condenado los actos de terrorismo político.
Creo que SI HAY UNA POSIBILIDAD, no tenemos derecho a cerrarla. Todo lo contrario....". "...tenemos la obligación de buscar, de POSIBILITAR, POR tODOS LOS MEDIOS UNA SOLUCIÓN, menos mala que la catástrofe, el derrumbe y la destrucción de Chile."

Sergio Onofre Jarpa, libro "Creo en Chile". Sociedad Impresora Chile l.lila. Santiago 1973
"La Revolución Marxista"; Informe a los ni'Xiinismos directivos del PN. Septiembre-Octubre de 1970.
Páginas ¡«•I v siguientes.I NOTA: las mayúsculas no corresponden al original. El párrafo anterior i'iii'iilíi al final de la página 109).


El mensaje anterior fue escuchado atentamente por los dirigentes partido Nacional que habían sido llamados, con urgencia, a en Santiago. Eran las últimas semanas de Octubre de 1970. En esos días y semanas estaban sucediendo y tomando forma muchos e importantes acontecimientos. No sería exagerado afirmar que se que se estaba decidiendo el futuro de otros que se desarrollarían en los años inmediatamente venideros. Las mismas palabras de Sergio Onofre Jarpa, reproducidas en el encabezamiento, expresadas en esos instantes, estaban destinadas a marcar un hito significativo en la vida política de la derecha de aquellos días y de sus pasos en el futuro inmediato. Con aquél informe, se pretendía cerrar un capítulo y empezar otro nuevo. Se estaban viviendo momentos cruciales, y en lo que a actividades de la misma derecha respecta, al fracaso y la derrota sufrida en la elección pasada, se sumaba ahora un segundo fracaso, que tuvo su desenlace con el asesinato del Comandante en Jefe del Ejército Rene Schneider por parte de un comando terrorista incubado en las mismas filas de la derecha y centro derecha chilena de entonces. Se enfatiza lo de derecha, habida cuenta la participación comprobada de grupos derechistas en la Democracia Cristiana. Con ello, estrepitosamente se echaba por tierra toda una conspiración preparadas desde hacía meses con el objeto de evitar que Allende asumiera la presidencia. Los hilos conspirativos provenían desde la propia embajada norteamericana, en consonancia con algunos políticos del Partido Nacional, otros de la Democracia Cristiana, pasando por el mismo Palacio de Gobierno en La Moneda. Es decir, con el mismo Freí, sus ministros de interior, de hacienda y de defensa, incluyendo a generales en servicio y con mando de tropas. Con todo, y a pesar de esos influyentes apoyos y la participación de eruditos en las artes de preparar conspiraciones, el plan fracasó. Precisamente en los momentos cuando ya el fracaso resultaba evidente e irreversible y todo indicaba que Allende sería investido presidente, empezó a intensificarse en las huestes derechistas la desesperación, el desaliento y la confusión sin faltar el miedo. El grupito integrante de la clase dominante chilena siempre ha tenido miedo a que el pueblo se decida a pasarle la cuenta. Tal estado de ánimo venía desde antes y tuvo un hito especial cuando el cuatro de septiembre se supo que Allende había sacado más votos que el candidato derechista, Alessandri.

Ahora y en esos precisos momentos a finales de octubre aparece Jarpa, cuando la des-esperanza cundía muy rápido en el seno de la clase patronal chilena, dejando caer su estrategia para "no cerrar, sino que (exactamente al revés), posibilitar una solución". Había que combatir el "catastrofismo" y evitar la falta de perspectiva, la confusión y el desbande. La fórmula para ello consistía en presentar un camino, que posibilitaría una solución menos mala que la catástrofe... tal y como Jarpa literalmente lo dice.

Onofre le exigía a sus "pupilos", militantes, amigos y ayudistas del Partido Nacional que deberían estar dispuestos a "asumir una actitud sin prejuicios". Vale decir, se trataba poco menos que empezar de nuevo y estar dispuestos, si las circunstancias lo exigían, a desprenderse de concepciones preconcebidas sobre cómo tenían o no debían de hacerse las cosas. Haciendo referencia especial a los errores cometidos en la campaña presidencial, su perspectiva política, no obstante, fue el futuro, afirmando con resolución:
"... podríamos señalar errores, y podría seguramente más de alguien decir de que si se hubiera hecho esto o aquello en forma distinta, tal vez el resultado habría sido otro. Pero no estamos aquí reunidos para llorar sobre la leche derramada. Estamos aquí para afrontar la realidad. Y la
realidad es que Chile como otras naciones del continente, inicia un proceso revolucionario."
(NOTA: Los remarcados no están en el texto original).
Con ello impulsaba una simple pero muy importante "vuelta de la hoja". Había llegado el momento de colocar punto final y simultáneamente proponer un basta de lamentos y recriminaciones. Ni eran momentos para "... llorar sobre la leche derramada". Se trataba de inaugurar la puesta en práctica de una nueva estrategia. Nueva no sólo por cuanto era otro intento después de los fracasos anteriores, sino que nueva también por su contenido, por sus características y aspectos que la distinguían notoriamente con lo que había hecho antes. Había que enfrentar una situación nueva, i lila, especial y en función de ello había que diseñar la actuación considerando lo que había de nuevo.

AI respecto y para empezar, Sergio Onofre estimó que había que hacer una nueva distribución en los "roles" que los actores desempeñarían en el futuro escenario. Vale decir, el rol que en esa nueva estrategia se le asignaba al Partido Nacional sería un papel Distinto en varios aspectos. Más aún, el accionar de los civiles en general sería muy preciso y tendría límites muy notorios. Tan notoriamente distinto que era fundamental dejarlo establecido temprano. A ello se "sumaba" el rol asignado a los no civiles, es decir los que visten uniformes. Estos tendrían su propio libreto; incluso estaban definidas también las circunstancias previas que deberían darse para que entraran al escenario. Los no civiles entonces tenían en el plan Jarpa un tratamiento especial, acotado y muy Al igual que los civiles, el informe enfatizaba ciertos aspectos con el objetivo expreso certeza y convicción en las mentes y corazones de los dirigentes que escucharon: "hay una posibilidad", no todo está perdido. En momentos de derrotas, cuando se produce el desbande, la confusión y la desmoralización, el grito /arpista proclamando ¡ojo, no todo está perdido, aún existe una posibilidad!, llegó acompañado de otras advertencias que contribuyeron a visualizar mejor el grito de esperanza que tanto deseaba escuchar la derecha chilena en aquella primavera de 1970. Había que decirlo de distintas formas para que el contenido del mensaje llegara. Si la posibilidad existe, ¡no hay que cerrarla! Esto, que parecía obvio, había que subrayarlo y convertirlo en un mandato imperativo destinado a afectar y a influir en la conducta práctica y política inmediata de los dirigentes nacionales de entonces. Así, ¡no cerrar la posibilidad existente!, significaba no caer en el derrotismo. Significaba actuar disciplinada y organizadamente, bajo la dirección del Partido Nacional. Significaba incorporarse a un plan político, para trabajar positivamente en pos de la única posibilidad, existente. Y sobre todo, significaba disponerse a trabajar pero haciéndolo no de cualquier manera. O a lo menos, no haciéndolo como se había hecho hasta entonces. Había que disponerse a poner manos a la obra, tomando los resguardos para "no cerrar la única posibilidad".

El timonel derechista no se limitó a predicar lo expuesto anterior. Entregó orientaciones precisas para que esta nueva etapa se tradujera en actividad práctica concreta. En el futuro inmediato y concluida la reunión en Santiago, lo que hiciera cada militante del partido debía ser colocado en la perspectiva de un movimiento en defensa de la libertad y la nacionalidad; todo ello daría como resultado un tipo de solución que al final se impondrá:

"...cada nacional tiene que hacer respetar sus ideas, sus posiciones, que no van a ser de amargura ni de revanchismo; van a ser de defensa de la nacionalidad y de la libertad. Si estamos todos juntos, si hacemos un llamado a la gente que votó por don Jorge Alessandri y la invitamos generosamente a unirse en una gran movimiento para defender la nacionalidad y la libertad; si no arriamos nuestras banderas; si no nos humillamos ante los vencedores; si nos mantenemos de pie en defensa de Chile, yo estoy cierto que en definitiva una posición auténticamente chilena se impondrá y podremos superar la crisis actual, encausando la revolución que está a las puertas hacia objetivos nacionales v constructivos".
(NOTA: Los subrayados no corresponden al original).

Para Jarpa entonces, la libertad y la nacionalidad estaban amenazadas y corrían riesgos de extinguirse. Según el líder de la derecha, había que organizarse para la defensa de esos dos valores. La agenda del futuro inmediato sería engrosada con tales palabritas mágicas que ahora deberían ser incorporadas. Ellos y especialmente los nacionales, serían los encargados de salir en su defensa y lo harían haciendo respetar sus ideas y posiciones, unidos en un gran movimiento. No había que arriar las banderas, tampoco había que humillarse, por sobre todo había que mantenerse en pie. El resultado de todo sería el que al final se impondrá una solución auténticamente chilena. Aquí en este tema, conviene hacer algunas precisiones con el objeto de develar las verdaderas intenciones del Jarpismo.

En la política de aquellos días, tal y como en la de estos días, algunos discursos, para que sean realmente comprendidos en sus verdaderos significados, hay que leerlos dos veces. El informe Jarpa es uno de esos documentos que exigen dos lecturas. La primera lectura, es para inteligir lo que derechamente se dice, y se dice sin rodeos. La otra lectura es para entender lo que no se dice pero que subyace en el contenido de todas formas. Este método es el favorito utilizado por el grupito gobernante chileno, compartido por El Mercurio y la aristocracia chilena. Desde luego, se puede leer una sola vez haciendo las dos lecturas al mismo tiempo; por ésa vía se gana velocidad. Pero cuando ganar velocidad no es lo más radical, el segundo método es el recomendable. Jarpa estaba consciente de estas indispensables dobles lecturas que su informe exigía a "los directivos del Partido Nacional" en octubre de 1970, especialmente en lo relacionado a determinados temas que debían ser tocados con pinzas en aquellos momentos de la primavera de 1970. El dijo cosas, Como las reproducidas en las citas anteriores; al mismo tiempo sabía Que estaba diciendo otras sin mencionarlas. El manejo prudente del lenguaje, así como el uso y abuso en artes de la manipulación, son antiguos.
El tal Jarpa era un cazurro. Su juego bastante simple. Podría resumirse sencillamente en estos términos:

Si en Chile están amenazadas la libertad y la Racionalidad, como él lo anunció y predicó tempranamente, entonces, y esto es de importancia fundamental, "todo el lloriqueo y la alharaca" subsiguiente tendrían un destinatario final con domicilio concreto y por lo demás bastante conocido. Ello, el domicilio del destinatario, sería de fácil identificación, desde el momento que tales cuestiones relativas a la libertad y la nacionalidad tienen guardianes, muy conocidos y muy concretos y resultan bastante costosos al bolsillo de todos los contribuyentes. Material y financieramente hablando, se gastan " varios miles de millones de pesos todos los años en el sustento ;. y mantenimiento de tales guardianes. El oficio de estos guardianes, con domicilio conocido, se viene practicando en Chile nada más y nada menos que desde 1810 en adelante. De tal manera entones, que lo que estaba haciendo Sergio Onofre, en última instancia, fue dedicarse a tocar una de las cuerdas más sensibles que cultivan muy empecinadamente esos guardianes.
Pero en su discurso, un llamado abierto y explícito a ésos guardianes no aparece por ninguna parte de manera directa y en voz alta en la primera lectura. Sin embargo, hecha la segunda lectura pá callao, los nacionales de entonces que escucharon a su jefe no tuvieron que hacer mucho esfuerzo para deducir quienes eran los que tenían que defender en última instancia la nacionalidad y la libertad. El nombre y apellido de los famosos guardianes, lo sabía todo el mundo.
El mismo descubrimiento, evidentemente hicieron los funcionarios en la embajada norteamericana. Lo propio hicieron otros "observadores atentos del acontecer nacional", como El Mercurio llama en sus editoriales a la aristocracia, sin descartar que los funcionarios de la embajada fueran los verdaderos mentores de la idea anterior.
En todo caso y a juzgar por el resultado de los acontecimientos posteriores, todo indica que los únicos que no hicieron las dos lecturas en el Chile de aquellos días, por desgracia, fueron los representantes del pueblo.
El mensaje "jarpista" había dejado caer otro rasgo y característica que en el futuro tendría el trabajo que desplegarían los nacionales; debería ser realizado en todos los terrenos posibles y debería ser puesto en práctica usando "todos los medios", sin descartar ninguno recurso, método, ni forma de lucha. Esto último no era un planteamiento meramente retórico destinado a inculcar espíritu de lucha en las huestes derechistas en octubre del 70, tratando de que no escatimaran esfuerzos. El significado práctico del llamado a hacer uso de todos los medios se pudo ver con el correr de los meses posteriores a medida que el plan se iba implementando en el terreno. Y efectiva y literalmente usaron todos los medios de combate "habidos y por haber". El despliegue de ingenio puesto al servicio de la orquestación de infinidad de medios fue simplemente imponente: se cumplió aquí toda la gama del maquiavelismo, tan caro también a los jesuitas. El fin justifica los medios. Todos los medios ideológicos y materiales fueron empleados por la clase rectora y el imperialismo contra el pueblo de Chile

Es bueno dejar establecido, además, que cuando se habló de usar todos los medios, Sergio Onofre no estaba predicando que ellos mismos se organizarían para poner en práctica, en los hechos, de todos los medios, e inmediatamente los mismos nacionales se dedicarían a colocar bombitas, asesinar a dirigentes populares, diseminar miguelitos o cosas por el estilo. No; la prédica sobre el uso de todos los medios estaba destinada a dejar establecido que en el futuro ellos como nacionales no condenarían ni tomarían ni tomarían distancia de los que practicaran la política usando todos los medios i formas de lucha. La diferenciación anterior era muy cómoda Mira los nacionales y políticamente bastante intrépida por cuanto, el avalar la práctica del uso de todos los medios, no los obligaba a su aplicación. Pero lo que era más importante aún, tampoco los obligaba a la condena si otros que no fueran los nacionales se dedicaban a su práctica. Con ésa postura el partido nacional luna en condiciones y se permitiría cosechar políticamente enaltados de la aplicación de tal política sin practicarla. Para ni tales efectos, inmediatamente y por esos mismos días, pusieron manos a la obra y rápidamente clonaron un movimiento pusieron un nombre apropiado. Ahí nació Patria y Libertad, destinado a ser ese escuadrón para-militar del futuro: los encargados de los trabajos sucios, los peones de asalto. Los " los de tender el círculo de hierro, o si se prefiere, el cinturón de seguridad destinado a proteger y cubrir las manifestaciones de masas en el futuro organizaría la derecha, entre otros trabajos. ¿Cuales eran los otros componentes del plan denominado por Jarpa como el de "la única posibilidad existente"? Había otro de importancia y alcance significativo y constaba de una frase del encabezamiento principal de este texto y que bien podía decirse se que revestía una significación estratégica muy vital: determinar y delimitar rigurosamente el tipo de aporte y el rol que le correspondiera jugar al Partido Nacional del que Jarpa era su Presidente Se establecía, y sin dejar lugar a dudas, lo que los Nacionales deberían hacer y al mismo tiempo lo que no deberían hacer en el futuro. Según Jarpa, el rol de los nacionales, sería el de "posibilitar por todos los medios una solución". Con este planteamiento el "jarpismo" quería hacer un claro e inequívoco "rayado de la cancha ", de forma que quedara visiblemente establecido los límites que tendrían el trabajo práctico de sus militantes. Tales límites había que entenderlos claramente y entenderlos muy bien. Si bien era importante vislumbrar la existencia de una posibilidad en un momento en que se habían cerrados otras, era igualmente importante no cerrar esta nueva y para ello había que evitar errores y malos entendidos ideológicos y prácticos que entorpecerían el plan. Se le estaba pidiendo a los nacionales "posibilitar" una solución.

No se les estaba pidiendo realizarla ni consumarla. Aquí no se trataba de un juego de palabras, conjugando distintos verbos. Para la derecha chilena, según su dirigente máximo que estaba entregando la línea a seguir, la conjugación del verbo posibilitar exigía asumir conductas políticas acordes, funcionales y coherentes con el hecho de ayudar a crear las condiciones para una solución. Se trataba de favorecer conductas y acciones políticas que condujeran a la solución. Jarpa no estaba pidiendo, y en realidad nunca pidió, que los nacionales mismos dieran la solución, la consumaran o la realizaran. Estas sutilezas eran fundamentales. Esto puede resultar algo extraña al lector y actor o pingüino de hoy. La extrañeza es explicable debido a la existencia de una desfiguración reiterada de la historia contada en cuanto a la actividad que los golpistas se habían propuesto, asignado o ideado en su estrategia. Uno de los objetivos de este mismo trabajo consiste precisamente en restablecer el rol de los protagonistas, aguardando que con los antecedentes que se aportan e interpretan, tal restablecimiento resulte exitoso. No es que se trate hoy de blanquear el jarpismo. Se trata de restituirlo y ubicarlo en el lugar fundamental que ocupó. Ni más allá ni más acá. Esto es importante por cuanto dice relación con la identificación y graduación de las tareas que distintos actores desarrollaron en una escala de mayor a menor, de importantes a secundarios. En la derecha golpista de aquellos años, si bien eran muchos y muy variados los personajes y organizaciones que empujaron el golpismo, no todos empujaron de la misma manera, ni con la misma fuerza, ni al mismo tiempo. Había un equipo y tal equipo golpista no sólo tenía que respetar cierto rayado de la cancha que los planteles de especialistas en golpismo y conspiraciones habían hecho minuciosamente. También se le habían asignado actividades bien determinadas a los componentes del equipo. Cada uno de ellos era responsable de realizar funciones muy particulares, a las que se dedicaron disciplinadamente.

Al respecto, la izquierda de aquella época se equivocó mucho. Las equivocaciones en temas que tenían que ver con la apreciación de las fuerzas colocadas en la otra trinchera se han pagado bastante caras. En especial, es digno de mencionar las equivocaciones respecto u determinar y precisar en detalle los tipos diversos y variados de una gama amplia de actores que tenían distintos papeles, que además usaron caracterizaciones muy floridas algunas veces y muy opacas otras. Tales equivocaciones tuvieron consecuencias desgraciadas y resultaron fatales. De lo que se trata es esclarecer hoy y hasta donde sea posible las oscuridades en el análisis que en aquella época se hicieron y se mal.
Retomado el tema. Se trataba, en consecuencia, de que cuando Jarpa emite su informe a los dirigentes del partido nacional, establece una diferenciación muy fundamental y al mismo tiempo muy simple pero delicada y en verdad con aristas de elegancia; algo notable. El asunto tenía que ver con estimular, avivar, propiciar, la solución. Es se trataba de "avivar la cueca". Como quien dice, "echarle leña fuego" o de "darle luz al gas". Si se prefiere: se trataba de que los nacionales y por extensión toda la derecha se dedicaran nada mas que a ''calentar el agua". No procediendo más allá ni quedándose más acá. Otros serían los encargados de "tomarse el mate,... o el poder " en este caso.
El mensaje hasta aquí, en consecuencia, tenía rasgos que eran claros aunque esa claridad también incluyera claroscuros como los señalados en relación a los receptores finales del mensaje: a los que en última instancia "aseguraban" la libertad y la democracia que corrían peligro de muerte. A pesar de todos los fracasos anteriores, Había una posibilidad. Esa no había que cerrarla. Todo no estaba perdido. Había que inventar un movimiento en defensa de la libertad y la nacionalidad: se trataba de encender la luz de alarma, para que los encargados de la defensa de tales valores libertarios y patrióticos pudieran entrar en acción. Se entiende que los destinatarios de tal mensaje no eran los boys-scout ni menos banditas de guerra escolares. Se perseguía que en la realización de la defensa de libertad y se usaran todos los medios habidos y por inventar y en todos los planos de actividades, no descartando ninguno. Se trataba para los nacionales de posibilitar la solución. No se les exigía que la ejecutaran ni que la consumaran; se les pedía que ayudaran a generarla. Una distinción fundamental a tener en mente. Con posterioridad, el correr de los meses y los acontecimientos mismos se encargaron de demostrar la importancia política del uso adecuado del lenguaje derechista.
Todo lo anterior, sin embargo, no era cuanto dijo Jarpa en su informe a los organismos directivos del partido Nacional en octubre de 1970. Entregó otras luces sobre el tipo y características muy particulares de la solución que ofrecía. Y para que se comprendieran mejor los detalles de la solución, estimó indispensable hacer una contextualización política-sociológica, un esfuerzo por encuadrar en su marco histórico el desarrollo de los acontecimientos chilenos. Así, entrando directamente "en materia", señaló el inminente acuerdo que se produciría entre la Unidad Popular y la Democracia Cristiana, cristalizado en lo que se denominó como el "pacto de garantías constitucionales". Ese pacto, permitiría la ratificación de Allende por el Congreso Nacional el día 24 de octubre. Sin embargo, Jarpa miró más allá, más adelante, hacia el futuro y junto con establecer lo que según él eran las limitaciones y debilidades del acuerdo, se permitió plantear los verdaderos términos del problema existente en aquellos momentos. Extrajo ciertas conclusiones, que daban más luces sobre su estrategia. Así, recalcó:
"...En Chile ha hecho crisis el sistema político. Cualquiera que sea la manera como se distribuyan las fuerzas partidistas, en el congreso nacional o la interpretación que se quiera dar al reciente resultado electoral, es indiscutible que se inicia en el país un proceso revolucionario. Dicho proceso NO PUEDE SER CONTENIDO por acuerdos de directiva de partido políticos .Todo equilibrio que se base en esos acuerdos carece de eficacia, porque LA DINÁMICA; REVOLUCIONARIA SERÁ MAS DETERMINANTE que los propósitos de aquellas directivas”.
(Nota; los remarcados y las mayúsculas no están en el texto del libro. El texto anterior se encuentra en las páginas 113-114)
Es decir, un proceso revolucionario como el que se estaba iniciando en ése momento en Chile, "...NO puede ser contenido por acuerdos de directivas de partidos políticos".

Una afirmación tajante y contundente. Una afirmación no para conversarla o discutirla sino para asumirla, aceptarla y acatarla. Una orientación. Con ella no se pretendía desconocer el acuerdo en marcha entre las directivas de la DC y la UP, sencillamente se advertía que el asunto era otro. Había de por medio algo más importante y fundamental que cualquier acuerdo parlamentario. Para Jarpa, el asunto verdaderamente importante era contener el proceso Revolucionario que se iniciaba.

Este era asunto de mucha importancia y de relevancia estratégica para ciertos sectores derechistas que en esos momentos empezaron u ser liderados por Jarpa. En el Chile de entonces, asumiría la Presidencia de la república un nuevo presidente, quien tenía además dará e inequívoca vocación de izquierda. Pero no sólo ésa era la preocupación de la dirección del Partido Nacional, detrás de ése hecho se escondía algo más profundo, más serio; el nuevo gobierno era expresión de un proceso bastante más significativo y profundo: lo que estaba incubado en el interior de ése proceso era una crisis del sistema político con un proceso revolucionario en gestación. Ese era el problema de fondo que afectaba al sistema de dominación Chileno.. Ese era el problema de fondo a resolver. Para los estrategos derechistas de aquellos momentos se necesitaba aplicar "cirugía mayor".
Para ésa cirugía mayor se necesitaba un instrumental adecuado y en especial se requerían los conocimientos adecuados. Pero también que todo, los que manejarían ésos instrumentos deberían tener el diagnóstico adecuado: para la tarea de contención se requería eficacia Los partidos no la tenían, ni los acuerdos parlamentarios en marcha garantizaban tal eficacia. Los partidos carecían de ése instrumental y carecían de los conocimientos sobre la naturaleza del tipo de cirugía mayor que había que aplicar.
No esta demás un paréntesis para anotar que este aspecto del diagnostico Jarpista simplemente ha sido pasado por alto en la Histografia de estos 40 años. Un olvido casi casual, si no fuera por el hecho de que se trata una pieza ideológica clave en todo el discurso derechista, durante los tres años que duró el combate que se le hizo pueblo desde 1970 a 1973, con agudas implicancias posteriores puesto que en su momento tuvo que ver con la profundidad de la derrota. Y ello no fue un detalle. Esas implicancias aparecieron en los meses posteriores al golpe de estado, cobraron nuevamente vigencia y se desplegaron permanentemente durante todo el periodo dictatorial, cuando los ideólogos tanto civiles como

1 comentario:

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