sábado, 28 de marzo de 2009

La soberanía popular Según "El Libertador"










Tomado del libro

“Bolívar y la guerra revolucionaria”

Paginas 73-82

De J.R. Núñez Tenorio

Editorial Quimantu 1973

(Las faltas de ortografía son mías)

Si el proyecto de la emancipación de América se hacia realidad a través de la guerra revolucionaria contra el colonizador Español la garantía del éxito de tan gigantesca empresa residía en la soberanía del pueblo. De de este postulado partía Simón Bolívar, entendiendo que su espada-ejercito libertaria era un instrumento del pueblo americano para conquistar su independencia, libre del tutelaje español. Al hacer la lucha armada emancipadora, había que partir de un hecho incuestionable; la revolución es para la libertad del pueblo. El pueblo es soberano en el estriba la potestad máxima de la republica.

En su conocido discurso al congreso de angostura, el 15 de febrero de 1819, el libertador expreso esa filosofía política del siguiente modo:

amando lo mas útil, animada de lo mas justo y aspirando a lo mas perfecto al separarse Venezuela de la Nación española, ha recobrado su independencia, su libertad, su Soberanía Nacional. Constituyéndose en republica democrática, proscribió la Monarquía las distinciones de nobleza, los fueros, los privilegios; proclamo los derechos del hombre, la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos eminentemente liberales jamás serán demasiado admirados por la pureza que los ha dictado. El primer congreso de Venezuela ha estampado en los anales de nuestra legislación, con caracteres de indelebles la majestad del pueblo dignamente expresada, al sellar el acto social mas capaz de formar la dicha de una Nación.”

Este texto como las consignas centrales de la revolución emancipadora-Independencia Nacional, libertades democráticas, igualdad social- gira alrededor del principio fundamental de la Soberanía popular. Bolívar es categórico en considerarse un simple juguete de las fuerzas objetivas- huracán revolucionario. A estas fuerzas se deben las causas del triunfo Independentista. Ellas se encuentran en el seno del pueblo. Solo la Democracia- en su concepto- es susceptible de una libertad absoluta. Con claro sentido patriótico apostrofa: ¡He aquí el código que deberíamos consultar y no el de Washington!

La noción de Soberanía Bolivariana esta conectada con tesis capitales que el movimiento social del mundo moderno ha incorporado. La Nacionalidad se afirma como rechazo del vasallaje extranjero. La justicia social, como erradicación de la miseria del hombre. Se trata de crear una Nación Soberana, libre en el concierto del universo; y un ciudadano justo, hombre a carta cabal, integrado en plan de igualdad a los otros hombres. Lo primero lo reflejo el ideario Bolivariano en todo su esplendor; lo segundo, por las limitaciones económico-sociales, se proyecto en la arena de la igualdad social, concretada en su decreto de libertad a los esclavos y su exigencia de crear el buen ciudadano. Por eso, Independencia, igualdad y Soberanía resumen el legado democrático dejado por el Libertador.

Con el advenimiento de la burguesía como clase dominante, surge l proceso universal de la formación de las Naciones, principalmente n Europa, es el periodo en que se vinculan estrechamente las revoluciones democrático-burguesas y los movimientos nacionales de los pueblos. Nuestra emancipación fue un caso especial en este maridaje, según las condiciones históricas ya anotadas. A partir del siglo VI los movimientos nacionales, creadores de las naciones burguesas, se extienden por toda Europa América hasta finales del siglo XIX. Este movimiento arrasa las Monarquías feudales, la nobleza terrateniente, y las fuerzas de las metrópolis colonizadoras. Pero la etapa imperialista del capitalismo, correspondiente al siglo XX, modifico por completo el papel de la burguesía, ante el problema nacional y colonial. El imperialismo ha dividido al mundo en Naciones dominantes y naciones dominadas. Es una pequeña minoría de naciones contra la inmensa mayoría de naciones. Mediante el sojusgamiento y saqueo sistemático de las riquezas y fuerzas de trabajo de los países atrasados, los países imperialistas especialmente los EE:UU , obtienen gigantescos beneficios. Es problema nacional se transforma en un movimiento de liberación nacional y neocoloniales para erradicar el mayorazgo imperial. EE:UU se ha transformado en el enemigo principal de todos los pueblos de la tierra y su compadrazgo es signo inequívoco de de traición nacional. Es reconocimiento del derecho de las naciones ha la autodeterminación se ha trocado, de simple principio del derecho internacional. En una realidad tangible por las fuerzas armadas de los pueblos y naciones libres del mundo. Otro tanto acontece con el reconocimiento de la soberanía e igualdad de los derechos de todos los grupos étnicos y nacionales. Al mismo tiempo una ola de fraterna solidaridad revolucionaria recoge el entusiasmo por la libertad y la justicia social en todos los continentes. Por eso a la conquista de la soberanía popular con la guerra de la independencia, sucedió después una doble sujeción de nuestro pueblo; internamente la nobleza territorial, en conchupancia con la burguesía comercial-importadora, apretó el dogal de la opresión al pueblo, haciendo añicos los ideales Bolivarianos de soberanía popular; externamente con el advenimiento del siglo XX, el imperialismo Norteamericano extendió sus tentáculos hasta nuestras playas sobornando la conciencia de nuestros gobernantes y asegurando así todos los beneficios de nuestras ingentes riquezas naturales no renovables. La soberanía nacional conquistada por Bolívar frente a España se ha derrumbado, y sus escombros quieren presentarlos con la fechada formalista de una supuesta republica políticamente independiente:

Venezuela modelo de neocolonia.

¡A esto conduce la sed de oro de nuestras clases gobernantes!

La guerra revolucionaria emancipadora encabezada por Bolívar a comienzos del siglo XIX fue el primer movimiento históricos de las masas populares Venezolanas para quebrar las cadenas de la opresión. Representada esta por el dominio Español, nuestro pueblo gracias al ejercito libertador, conquisto indudablemente la victoria. Pero apenas comenzaba a disfrutar las mieles, cuando de nuevo el carro de la tiranía hizo de las suyas este carro estaba comandado por la nobleza territorial y los nuevos grupos militares y comerciales emergidos de la reciente contienda. Un fruto que era de todos apenas fue compartido entre una pequeña camarilla. Después aparece desnudamente todo el drama de la explotación, atraso barbarie, despotismo, y vasallaje que los lustros contemplan aterrados. Nuevos estremecimiento sacudirían nuestro suelo; el movimiento liberal de la Federación, con su estupenda guerra de guerrillas abarcando el territorio nacional, y, en nuestros días el movimiento anticolonial que armado con toda esa carga del pasado, y con los ideales mas progresistas y universales de la humanidad alienta el espíritu patriótico para hacer realidad el ideal Bolivariano de la soberanía nacional y popular. Tres grandes movimientos emancipadores: tres viajes de las masas populares por el extenso paisaje de nuestra historia.

El principio Bolivariano de la soberanía popular comprende postulados tan sencillos como los siguientes:

1) La única autoridad es la que proviene del pueblo “la soberanía del pueblo.

Única autoridad legitima de las Naciones”.

Bolívar nunca definió doctrinalmente al pueblo. Puede pensarse que lo concebía como la totalidad de los venezolanos, adoleciendo para la época, de las modernas concepciones sociales. Caracterizado el pueblo como el conjunto de clases sociales., grupos y personalidades interesadas objetivamente en el progreso de una nación en una etapa dada de su desarrollo, esta concepción corrobora la tesis Bolivariana de la soberanía popular. Bolívar entiende que este conglomerado humano es fiel de la balanza, la única autoridad legitima. Pero este enfoque no se puede identificar con la caricatura que posteriormente han hecho de ella los ideólogos y políticos del democratismo burgués y pequeño burgués. En absoluto. Así por ejemplo se pretende reducir el amplio y rico ideal libertario con las simples y engañosas elecciones en lapsos de cinco o más años. La soberanía del pueblo se ejerce todos los días, en su unidad, en su combate, a través de todas las formas de lucha que hagan reivindicar su autoridad. Bolívar alertaba contra el fantasma de las elecciones ilegales y fraudulentas, como previendo el nuevo macarrón demagógico que nublaría, negándola, la legitima autoridad popular: “en ninguna parte las elecciones son legales- señala en su escrito sobre la América Española- en ninguna se sucede en el mando por los electos según la ley. Si Buenos Aires aborta un Lavalles… si Purreydon se roba el tesoro público, no falta en Colombia quien haga otro tanto. Si Córdoba y Paraguay son oprimidos por hipócritas sanguinarios, el Perú nos ofrece al general La Mar cubierto con la piel de asno, mostrando la lengua sedienta de sangre americana. Y en las uñas de un tigre”

Tampoco la soberanía popular Bolivariana se comprendía- como se ha hecho escuela desde la independencia- aprobando constituciones con derechos humanos de papel meramente formales, que no aseguran y mucho menos garantizan su ejercicio real por los ciudadanos, en absoluto. Se ha dicho, con tesis historiográfica original, que el drama de nuestros pueblos ha sido la inpractivilidad de las constituciones aprobadas. ¡Que sarcasmo! Siempre en todas partes donde los opresores impongan su opresión y despojo, habrá divorcio entre lo formal y los hechos, entre la teoría y la praxis. Solo el ejercicio de la autoridad popular asegura que la constitución aprobada se lleve a la realidad, imponiendo derechos humanos de carne y hueso. Entonces no se trata de algo peculiar en América latina, sino una verdad consustanciada con toda la fuerza social del universo.

El mismo Bolívar lo decía;

no hay buena fe en Latinoamérica, ni entre las naciones. Los tratados son papeles; las constituciones, libros; las elecciones, combates; la libertad, anarquía, y la vida, un lamento.”

2) Solo el pueblo unido es Soberano.

La potestad popular esta asegurada en su unidad. Dividido el pueblo, el opresor lo somete. Su fuerza, su soberanía esta en su unión. Esta concepción le da un alcance profundamente democrático- popular a la tesis Bolivariana, por encima del democratismo-reformista contemporáneo, que desea reducirlas a las susodichas elecciones fraudulentas y continuistas cada lustro con derechos de papel abreviados a su expresión tipográfica.

Dijo el libertador el 16 de Diciembre de 1826:

allí el pueblo ejercerá su omnipotencia, allí decretara sus leyes fundamentales. Tan solo el conoce su bien y es dueño de su suerte; “pero no un poderoso, ni un partido, ni una fracción. Nadie sino la mayoría es soberana. Es un tirano el que se pone en el lugar del pueblo: y su potestad, usurpación.”

Esto es lo que hemos vivido: regimenes de usurpación. Siempre una minoría gobernante: un caudillo, una fracción de la sociedad. Con la agravante de que esta fracción en el poder traiciona, frente al vasallaje extranjero, y el explotador criollo, los objetivos del pueblo, manteniendo el mismo estribillo de dominio y expoliación. Como usurpadores se enriquecen, destilan whisky y prebendas, espadas y bayonetas, discursos y peroratas, mientras la bota encarnecida acogota a nuestro pueblo. Aquella exigencia de unión, al morir en Santa Marta, para que cesasen los partidos, no tiene ese sentido romántico e idealista que interesadamente se le ha querido dar, sino la profunda exigencia de que solo en la unidad el pueblo es soberano,

¿Cuándo ha estado unido nuestro pueblo? Primeramente en la vida de de Bolívar. Su epopeya bélica ciño con unión los laureles conquistados por el pueblo. ¿Qué fue nuestra independencia sino salir de casa a empuñar el arma con el otro, frente al mismo enemigo común, a pesar de las diferencias intestinas? La unidad popular como fundamento de la soberanía del pueblo se fraguo en el suco fecundo de la guerra revolucionaria independentista. En el curso de aquellos años, la balanza se inclinaba a favor de las fuerzas patrióticas en la medida que los propios éxitos militares y políticos hacían engrosar el frente unitario del pueblo. Después se inicio la división y con ella la opresión. El movimiento guerrillero Federista volvió a hacer praxis la unidad del pueblo a través del combate. Recientemente vimos, cual crisol relancino, la unidad del 23 de Enero, derrocando al déspota. Pero tras cada unidad popular emerge la hidra de la opresión dividiendo al pueblo. Hasta que el pueblo diga basta al despotismo, y conquiste al calos de sus combates, la victoria definitiva contra el opresor. Hagamos nuestro el testamento dejado por Bolívar, minutos antes de morir, cual sagrado compromiso: si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajare tranquilo al sepulcro. Aspira a la unidad del pueblo clama contra la división partidista. Su mensaje póstumo anega la consabida demagogia politiquera del democratismo burgués, mediante el cual se engaña al pueblo. Bolívar exige la unidad popular genuina y revolucionaria, forjada al calor de la gesta emancipadora, y no la unidad formal y ambigua, que busca la resignación de las masas populares:

“para sacar de este caos nuestra naciente republica, todas nuestras facultades morales no serán bastantes si no fundimos la masa del pueblo en un todo: la composición del gobierno en un todo: y el espíritu nacional en un todo. Unidad, Unidad, Unidad esa debe ser nuestra divisa. La sangre de nuestro ciudadanos es diferente, mezclémosla para unirla: nuestra constitución ha dividido los poderes, enlacémosla para unirlos…”

¡Ese es el legado de Bolívar!

3) El pueblo que combate, al fin triunfa.

Este es el tercer precepto en el análisis de la soberanía popular. Significa-como la cerebre frase- la libertad no se exige, se conquista. El pueblo habrá de alcanzar su soberanía mediante la lucha. Si la unidad del pueblo es la condición de su autoridad soberana, el combate es la fuerza determinante para hacer realidad este objetivo. La combinación de una y otra las comprende Bolívar, con una plasticidad digna de su genio. El 7 de Noviembre de 1819 dijo a los ilustras hijos del Cauca:

las armas de la libertad, que han redimido las mas florecientes provincias de Colombia, han dado a vuestro valor el impulso que deseabais. Vuestras manos han roto las cadenas: vuestros grillos han pasado a los pies de vuestros enemigos. Siempre seréis libres porque queréis serlo. El pueblo que combate al fin triunfa.”

Este es el canto a la batalla. Entiende que son objetivas las fuerzas históricas que oprimen y motorizan a los pueblos. Que el opresor somete al oprimido bajo el filo de la espada. No cabe libertad sino en el compromiso de la lucha. Y quien entra en la refriega termina por conquistar la victoria. La brega constante de los pueblos termina por coronar su perseverancia. Nada en la vida niega esa afirmación. En el borrador del texto anterior había anotado “porque el pueblo que combate con fe, al fin triunfa”. ¡Que claridad tan meridiana! Con fe, es decir con la profunda convicción de que el camino emprendido, por duro que sea, no hará decaer los ánimos. ¿Quiere otra lección más enervante la juventud de América?

1) la justicia social hace a todos los hombres iguales: ciudadanos de una sola clase.

Refiriéndose al articulo cuarto de la proclama de Ocumare, el 6 de julio de 1816, sobre la libertad de los esclavos, el libertador ratifica su contenido enviado al presidente de la alta corte de justicia: “la naturaleza, la justicia y la política exigen la emancipación de los esclavos. En el futuro en Venezuela no habrá mas que una clase de hombres; todos serán ciudadanos” ¿Cómo habrá de saber Bolívar que nuevos esclavistas se enseñorearían sobre suelo de América?¿como habrá de comprender que nuevos opresores mantendrían aherrojados a los americanos? ¡Ciudadanos! ¡Cuan cara ha costado a nuestros pueblos esa palabra! Y por ella necesitamos seguir batiéndonos hasta que el reino de la justicia se haga realidad bajo nuestros cielos.

Un nuevo esclavismo nació, el esclavo se hizo campesino enfeudado. Así han trascurrido los siglos. Su manumisión fue un hecho terrible. La guerra federal quiso reivindicar la epopeya pasada, pero también fue traicionada. El campesino siguió pagando con su miseria el despojo de los opresores. Advino entonces el obrero; manufacturero, industrial, minero. Nuevos esclavos de los explotadores, seguía sudando el pueblo Venezolano el vasallaje del imperio extranjero y de los capitalistas y terratenientes criollos. Una clase de hombres todos ciudadanos; y estuvimos, y estamos divididos: ciudadanos opresores y oprimidos; ricos y pobres; ostentosos y humildes; terratenientes y campesinos; burgueses y proletarios; magnate yanqui e indígena criollo; victimarios y victimas; perseguidores y perseguidos; gobierno y oposición…todos ciudadanos: el ansia de justicia corroe las entrañas de nuestro pueblo, y habrá justicia social. Y se eliminaran las vergonzosas divisiones. Y la explotación la opresión y el vasallaje darán libre curso a la justicia, la libertad, y a la soberanía cuando el pueblo unido combata hasta obtener el triunfo, como decía Bolívar al dirigirse a los Peruanos, el 13 de Febrero de 1824: la justicia también os favorece y cuando se combate por ella el cielo no deja de conceder la victoria.

Este es el penetrante sentido democrático-popular que tuvo para el libertador el principio de la soberanía. Se ha temido exponer con toda su carga- equivalente a la que dimano a la gesta emancipadora del cual el siempre fue un simple instrumento- esta profunda convicción tan avanzada y progresista, haciéndose una caricatura democrático-burguesa de su pensamiento. Si bien se alimento de esta ideología es necesario recordar:

1) que no formaba parte de esta clase existente entonces en Venezuela.

2) Que se inspiro en sus principios universales, para entonces los mas avanzados

3) Que Bolívar fue producto de la misma guerra revolucionaria nacional cuyos alcances se perdían en el horizonte.

En consecuencia su doctrina democrático-popular debió recoger toda la pujanza que electrizo a nuestro pueblo en la guerra por la libertad. Quienes no comprendan este hondo sentido ideológico de la obra Bolivariana, seguirán engañados.

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